La Navidad no se entiende sin el árbol, las luces y, por supuesto, las esferas que cuelgan entre sus ramas. Aunque hoy se eligen por moda, color o diseño, estos adornos esconden una historia y un simbolismo que va mucho más allá de lo decorativo y que se remonta a los orígenes mismos de la tradición navideña.
De frutas a adornos: el origen de las esferas navideñas
Antes de ser brillantes y de vidrio, las esferas fueron manzanas. En los primeros árboles decorados en Europa, se colgaban frutas como símbolos religiosos. Esta práctica se atribuye a San Bonifacio, misionero cristiano del siglo VII, quien utilizó un árbol adornado para transmitir mensajes de la fe entre los pueblos germánicos.
Con el paso del tiempo, el roble original fue sustituido por el pino, y las manzanas se convirtieron en el antecedente directo de las esferas que hoy conocemos.
El significado religioso detrás del adorno
En sus inicios, las manzanas representaban las tentaciones de Adán y Eva en el relato bíblico. Sin embargo, conforme evolucionó la tradición, el simbolismo también cambió. Las esferas comenzaron a asociarse con los dones y virtudes otorgados por Dios, como la sabiduría, la fortaleza, la piedad y el entendimiento.
Así, el árbol dejó de ser solo un elemento decorativo para convertirse en una representación visual de valores espirituales dentro de la tradición cristiana.
¿Por qué dejaron de usarse frutas reales?
Colgar frutas naturales resultaba poco práctico, especialmente por su deterioro. Por ello, con el avance de las técnicas artesanales, estas fueron reemplazadas por esferas de vidrio soplado y, más adelante, por adornos de plástico, cuya popularidad creció a mediados del siglo XX.
Este cambio permitió que las esferas se conservaran por más tiempo y que la decoración navideña se volviera más accesible y duradera.
El mensaje oculto en los colores del árbol
Con la diversificación de la decoración navideña, los colores también adquirieron significados propios. Cada tono aporta un mensaje distinto al árbol:
- Rojo: simboliza el pecado original, pero también el amor y la generosidad.
- Verde: representa la esperanza, la vida y la naturaleza.
- Blanco: se asocia con la pureza, la fe y la alegría.
- Dorado: alude a la prosperidad, la abundancia y la alabanza.
- Plateado: simboliza la gratitud y la humildad.
- Azul: representa el arrepentimiento y la reconciliación.
Otros tonos como el morado, bronce o rosa también se han integrado a la decoración moderna, vinculándose con conceptos como serenidad, calma y bienestar.
Aunque hoy las esferas se eligen por tendencia o estilo, su presencia en el árbol navideño responde a siglos de tradición y simbolismo.


