Michael Madsen, reconocido por su rol como Mr. Blonde en Reservoir Dogs y por ser uno de los rostros más recurrentes de Quentin Tarantino, fue hallado muerto este jueves en su casa de Malibú, California a los 67 años.
Los servicios de emergencia recibieron una llamada anónima por la mañana. Agentes del sheriff acudieron al lugar y lo declararon muerto a las 8:30 a.m. Según sus representantes, sufrió un paro cardíaco.
Con más de 300 créditos entre cine y televisión, Madsen fue una presencia constante desde los años 80. Pero, a pesar de haber trabajado con directores de culto y en producciones emblemáticas como Kill Bill y Los odiosos ocho, pasó gran parte de su carrera en películas de bajo presupuesto, con papeles repetitivos de policías, matones o forasteros.
Aunque insistía en que su imagen pública no reflejaba su verdadera personalidad, su vida privada se vio envuelta en polémicas. En la última década, Madsen acumuló arrestos por conducir bajo los efectos del alcohol, violencia doméstica y allanamiento.
En 2022, enfrentó uno de sus mayores golpes personales con el suicidio de su hijo Hudson, de 26 años. Desde entonces, sus apariciones públicas se volvieron más escasas.
Aún tenía 18 proyectos en puerta y preparaba un libro titulado Tears for My Father. Se va un actor que, pese a no haber alcanzado la cima de Hollywood, dejó una huella inconfundible en el cine de culto.