Las interpretaciones más recientes sobre las profecías de Michel de Notre-Dame, conocido como Nostradamus, han generado una nueva oleada de especulación y alarma en redes sociales, al sugerir que el 2025 podría cerrar con escenarios de guerra, crisis sanitaria e incluso eventos de impacto global. Aunque especialistas en videncia y análisis histórico piden cautela, las lecturas apocalípticas continúan atrayendo atención internacional.
Entre los vaticinios atribuidos al astrólogo francés destacan referencias a un posible “choque de grandes potencias” y al debilitamiento de las naciones occidentales tradicionales, lo que ha sido asociado con el riesgo de un conflicto nuclear. En contraste, también se interpreta el anuncio del fin de una “larga guerra”, lectura que algunos relacionan con el conflicto entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, estas señales no representarían necesariamente un periodo de estabilidad, pues otro pasaje menciona el inicio de nuevas confrontaciones en Inglaterra y un resurgimiento de una pandemia letal.
Parte del texto más citado señala: “Cuando aquellos de las tierras de Europa vean a Inglaterra alzar su trono a sus espaldas, se desatarán guerras crueles”, acompañado de la advertencia sobre una “gran peste del pasado” que volvería a afectar a la población. A estas interpretaciones se suma una de las lecturas más alarmistas: la supuesta caída de una “bola de fuego” procedente del espacio, descrita como un evento capaz de terminar con toda forma de vida en la Tierra.
Frente a este clima de inquietud, la experta en videncia Joanne Jones pide moderación al recordar que Nostradamus escribía en un lenguaje simbólico y críptico. Señala que muchas de sus cuartetas se han reinterpretado con el paso del tiempo para ajustarse a temores contemporáneos, por lo que considera que la preocupación actual refleja más las ansiedades colectivas que una predicción literal.
Nostradamus publicó Las Profecías en 1555, una obra compuesta por enigmáticas cuartetas que han alimentado durante siglos distintas lecturas sobre el futuro. Aunque sus escritos vuelven a cobrar relevancia en momentos de incertidumbre, especialistas recomiendan contextualizarlos antes de asumirlos como anuncios de eventos inevitables.
