Desde hace unos días, en San Luis Potosí ha crecido la percepción de una severa crisis de inseguridad, especialmente en la capital. Esta idea se ha gestado a raíz de dos hechos lamentables: el asesinato de una empresaria y un robo inusual en el centro de la ciudad. Aunque este último, según información municipal, ya fue resuelto por la policía del Ayuntamiento capitalino. En ambos casos, la responsabilidad ahora recae en la Fiscalía General de Justicia del Gobierno estatal.
Magnificación Selectiva de la Inseguridad
Es importante señalar que, dentro de esta supuesta crisis, existen casos igual o más sensibles que los mencionados, ocurridos en municipios como Soledad de Graciano Sánchez, o el feminicidio registrado apenas el 20 de mayo en Mexquitic de Carmona, donde el cuerpo de una mujer fue encontrado sin vida en un pastizal. Sin embargo, se ha magnificado de forma artificial la presunta inseguridad que hoy aqueja a los capitalinos. Si bien no vivimos en una utopía, tampoco estamos en medio de un gueto.
La Verdadera Crisis: Política, No Solo de Seguridad
Lo anterior nos lleva a considerar que, más que de frente a una crisis de inseguridad, estamos frente a una crisis de carácter político, provocada desde el Poder Ejecutivo del Estado, pues en lugar de intentar unificar a las autoridades de los distintos niveles y a la ciudadanía para construir un ambiente de paz, este poder actúa de manera facciosa, soberbia, egoísta y en función de un grupo reducido: Su propio círculo; su propia familia.
Mesas de Paz con Actitud Sectaria
Aunque las mesas de construcción de la paz continúan, se sigue invitando a algunos presidentes municipales a exponer sus puntos de vista sobre el tema. No obstante, son desconvocados al momento de compartir lo que pomposamente llaman la «estrategia estatal de seguridad». Esta actitud denota un comportamiento sectario y discriminatorio, palabras que la supuesta izquierda debería entender bien.
Ausencia de Representación Ciudadana
La misma actitud se ha observado en eventos recientes a los que no han acudido todos los que deberían. Poco importa la presencia del Auditor Superior de la Federación o de un grupo representativo de los empresarios locales, cuando brilla por su ausencia la autoridad municipal. Esto no es solo un acto de descortesía, -que frente al tema sería lo de menos-, sino que significa una clara falta de representación de la ciudadanía de la capital.
Los Ciudadanos, los Verdaderos Perdedores
En otras palabras, cada vez es más evidente que, en esta crisis política, los verdaderos perdedores son los ciudadanos. Esto es consecuencia de un Poder Ejecutivo que no asume su responsabilidad y prefiere evadir el bulto y repartir culpas, todo con tal de mantener a salvo su capital faccioso. Mientras tanto, la ciudadanía sigue perdiendo, pues busca resultados, vengan de donde vengan, pero en este caso, lamentablemente, la voluntad política estatal simplemente no aparece.