Ni siquiera había cumplido seis meses como director de la Comisión Estatal del Agua cuando Luis Fernando Gámez Macías, actual diputado por el Partido Verde Ecologista de México, fue destituido y relegado a la Procuraduría Urbana, una instancia estatal prácticamente irrelevante para la administración de Ricardo Gallardo Cardona, quien la mantiene acéfala desde hace meses.
Ahora, como diputado local en campaña hacia su próximo destino político, Gámez Macías ha asumido el rol de ariete legislativo en turno contra el Interapas, pese a que durante su efímera gestión en la CEA evidenció una rotunda incapacidad para incidir en la gestión hídrica. Su desempeño fue tan deficiente que se convirtió en uno de los primeros movimientos dentro del gabinete estatal, un claro mensaje de desaprobación a su labor.
Desde hace meses, promueve con insistencia una iniciativa para extinguir el Interapas, basada en argumentos jurídicos superficiales y carentes de sustento técnico. Ignora, además, las advertencias de la legisladora Nancy Jeanine García Martínez, presidenta de la Comisión del Agua, quien ha señalado que tal medida sería abiertamente inconstitucional. El Legislativo, por ley, no puede ordenar a un municipio desintegrar su organismo operador del agua, una facultad protegida por la autonomía municipal.
Durante su tiempo como integrante de la Junta de Gobierno del Interapas, en su paso por la CEA, Gámez Macías ni siquiera se molestaba en asistir a las reuniones, dejando claro su desinterés por resolver los problemas de gestión hídrica. Ahora, sin embargo, intenta capitalizar ese mismo tema para obtener beneficios personales y visibilidad, un rasgo que, aunque habitual en su trayectoria, no siempre resulta bien visto dentro de los círculos internos de la gallardía.
La carrera de Gámez Macías ha estado marcada por la confrontación y el servilismo hacia el grupo político de los Gallardo, a quienes ha servido como uno de sus más leales operadores. Su estrategia: provocar y golpear a adversarios, especialmente durante contiendas electorales. Este patrón de conducta le ha permitido no solo consolidarse políticamente, sino también colocar a hermanos y familiares en cargos públicos estratégicos. La delegación del Interapas en Soledad, por ejemplo, se ha convertido en su histórica “agencia de colocaciones”.
En manos de personajes como Gámez Macías se encuentra actualmente la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado, una instancia que, junto al Instituto de Fiscalización Superior del Estado, opera como una herramienta más de persecución política al servicio de los intereses del grupo en el poder.
