Esta es la historia de San Luis Potosí, tierra de lucha, de hombres y mujeres trabajadoras, promesa de grandeza, donde el sol iluminaba cada esquina y que hoy… hoy revela un rostro siniestro, el de un GOBIERNO FALLIDO, un ente aterrador que lejos de servir, DEVORA.
La falta de infraestructura carretera, la educación convertida en un eco con aulas vacías, los servicios básicos desangrándose lentamente dejando a su paso un rastro de abandono y desesperanza… necesidades abrazadas de despensas y migajas que disfrazan a lo que en realidad carece la ciudadanía, dádivas que insultan más de lo que alivian a las familias potosinas.
Y ni hablar de lo que quedará cuando el telón caiga: un Estado obligado a decidir mantener las luces encendidas de un hospital; entre rescatar la educación o alimentar el agujero negro de las deudas impagables que este gobierno, el Gobierno “VERDE” ha decidido heredar a las próximas generaciones. Acto que sin duda dejará al siguiente atrapado entre la espada de la insolvencia y la pared de la desesperanza.
Corrupcion, opacidad, impunidad, femincidios, serán el sello que caracterice al Gobierno Ricardo Gallardo Cardona; pero mientras esto sucede, él se encargará de organizar lujosos rituales de egolatría; más preocupado por su futuro político que por el presente de quienes deberían de importar. Desde su trono de falsedades, observa lo que pasa con su vecino de enfrente en la histórica “Plaza de Armas” cayendo en la necesidad de imitar para intentar que sus últimos años de gobierno no terminen por dejarlo en el olvido y en el odio entre muchos corazones.
Espiando, poniendo a trabajar a sus locayos para entorpecer y poner el pie a quienes considere una amenaza, usurpando funciones que no le corresponden y manipulando a organismos públicos que alguna vez fueron defensores de la democracia en nuestro Estado convirtiéndolos en marionetas de intereses oscuros y personales; como si el poder se mantuviera con la represion y no con resultados.
San Luis Potosí hoy está secuestrado, encadenado a la indiferencia, la corrupción y el cinismo de quienes deberían servirlo. Y como toda historia de horror… el verdadero terror no es el monstruo en la oscuridad, sino la resignación de quienes deciden no encender la luz.