Una nueva sombra se cierne sobre el gobierno de Ricardo Gallardo Cardona: Mariza Aceves Aceves, hermana de Andrés Aceves Aceves —mejor conocido como “El Chiringas”, líder del equipo de charrería «RG2», propiedad del gobernador— ha sido contratada por la administración estatal lo cual ha sido confirmado por la propia mujer al publicar un video en sus redes sociales portando un chaleco personalizado con el logotipo del Gobierno del Estado y la leyenda «SPG Secretaría Particular del Gobernador». La escena no tendría mayor relevancia… si no fuera porque no existe un solo registro oficial que justifique su presencia en el aparato gubernamental.
Ni en el portal de transparencia, ni en la nómina estatal, ni en los comunicados oficiales se ha informado sobre su contratación, currículum, responsabilidades o percepciones salariales. Es decir, Mariza Aceves parece haber ingresado por la puerta trasera de la administración pública, sin más mérito —hasta ahora comprobable— que el parentesco con uno de los personajes más cercanos al círculo íntimo de Gallardo Cardona.
Este caso se suma a una creciente lista de nombramientos opacos y convenientes que han caracterizado al sexenio del actual gobernador. Lejos de responder a criterios de experiencia, profesionalismo o necesidad institucional, muchos de estos cargos parecen operar bajo la lógica del pago de favores, el amiguismo y la consolidación de una estructura política personalizada. La administración pública como extensión del rancho.
Que una figura como Mariza Aceves, sin historial conocido en la función pública, aparezca súbitamente incrustada en una de las áreas más sensibles del Ejecutivo —la Secretaría Particular del Gobernador— es no solo alarmante, sino insultante para los miles de potosinos que exigen un gobierno transparente, eficiente y profesional.
Gallardo Cardona, quien ha hecho del espectáculo político su estilo de gestión, vuelve a dejar claro que la lealtad —no la competencia— es la moneda de cambio en su gobierno. Y así, mientras los chalecos se reparten entre amistades y familiares, los cargos públicos siguen siendo ocupados como si fueran premios, no responsabilidades.