El panorama dentro de la Guardia Civil Estatal sigue siendo cada vez más sombrío. Recientemente, las declaraciones del Secretario de Seguridad Pública del Estado, José Luis Ruiz Contreras, respecto a la presunta separación de cuatro elementos involucrados en actos de violencia en Matehuala, han sido desmentidas por propios miembros de la corporación. Según varios testimonios, dichos agentes continúan realizando sus funciones en el área del Altiplano, incluida la presencia del jefe regional Sergio Eguía Rodríguez, quien se ve implicado en un video donde agrede a un civil.
Lo que parecía ser una promesa de transparencia y rendición de cuentas se ha convertido en una cadena de mentiras y manipulaciones. La denuncia de los empresarios de Matehuala es tajante: no han recibido ningún tipo de acercamiento ni por parte de Ruiz Contreras ni por el director general de la corporación, Jesús Juárez Hernández, para esclarecer los hechos. Esta falta de respuesta ante la ciudadanía, sumada a la presunta extorsión por parte del jefe regional, Sergio Eguía, es una clara muestra de la descomposición que vive esta institución.
Los testimonios de los empresarios son escalofriantes. Se les acusa de ser objeto de extorsión por parte de Eguía Rodríguez, quien, según las denuncias, exige pagos constantes para permitir que sus negocios sigan operando sin contratiempos. Además, la amenaza de sembrar drogas en sus establecimientos para clausurarlos en caso de negarse a pagar, parece ser una táctica recurrente que ha generado un profundo malestar. Ante este escenario, la ineptitud de las autoridades para poner un alto a estas prácticas refleja un nivel alarmante de complicidad o, al menos, de indiferencia.
A pesar de la gravedad de los hechos, José Luis Ruiz Contreras se ha mantenido en silencio sobre la supuesta investigación que se sigue a los agentes implicados, lo que deja entrever que, en realidad, poco interés tiene en esclarecer lo sucedido. Mientras tanto, su atención parece estar puesta en obtener apoyo ciudadano para su candidatura como magistrado, lo que ha generado sospechas de que sus prioridades no están alineadas con las necesidades urgentes de la seguridad pública en el estado.
En otro suceso que ha sumado incertidumbre, un elemento de la Guardia Civil Estatal perdió tres dedos a causa de un disparo. No obstante, el jefe regional Sergio Eguía Rodríguez ha descalificado la versión oficial y argumentó que la lesión fue producto de la manipulación de pirotecnia. Este tipo de justificaciones ridículas solo aumenta las dudas y la desconfianza en la corporación, especialmente entre aquellos que, como los propios miembros de la Guardia Civil, ya no saben a quién confiar.
La situación es insostenible. La falta de transparencia, la impunidad dentro de las filas de la policía estatal y la inacción de las autoridades responsables parecen confirmar lo que muchos ya temían: la Guardia Civil Estatal no está cumpliendo con su misión de salvaguardar la seguridad de la ciudadanía, sino que, por el contrario, se ha convertido en un factor de caos y corrupción dentro de la región. Mientras tanto, las promesas de renovación y justicia siguen siendo solo palabras vacías.