Lo que empezó como una promesa de dignidad terminó en una cruda traición. La alcaldesa de Venado, José Reyes Martínez Rojas, ha pasado de la simulación al cinismo político: hoy, su administración enfrenta señalamientos por el impago de salarios a empleados del Ayuntamiento, al tiempo que persiste el repudio por haber manipulado las acciones afirmativas de género para ocupar el cargo que ostenta.
Con un comunicado plagado de lugares comunes y frases emotivas, el edil intenta lavarse las manos responsabilizando a “administraciones pasadas” y a “embargos judiciales” por la falta de pago correspondiente a la primera quincena de junio. Pero la realidad es más grave: el dinero existe, denuncian trabajadores, solo que se desvía a fines dudosos. “Todo se gasta en fiestas, comilonas y eventos, mientras nosotros no tenemos ni para el pasaje”, acusó uno de los empleados afectados.
A esta crisis laboral se suma un agravio aún más profundo: la burla a la lucha por la igualdad de género. Durante el proceso electoral, José Reyes Martínez se autodeclaró mujer para obtener una candidatura reservada exclusivamente para mujeres. No hubo militancia, ni activismo, ni identificación previa con las causas de la diversidad. Solo una estrategia oportunista para colarse en la boleta. Y cuando se le exigieron explicaciones, respondió con acusaciones de transfobia y censura.
Hoy, ya instalado en el poder, no usa pronombres femeninos, no se presenta como mujer, no trabaja con colectivos LGBTI+, y mucho menos impulsa políticas con perspectiva de género. “Nos habló de defender la dignidad, pero desde que llegó ha pisoteado la nuestra. Usó las cuotas de género como disfraz para treparse al poder. Y ahora ni paga, ni trabaja, ni da la cara”, declaró una trabajadora municipal que, como decenas de sus compañeros, sigue esperando su salario.
La gestión de José Reyes Martínez Rojas se ha convertido en símbolo del abuso institucional: promesas rotas, salarios retenidos y una comunidad agraviada por un político que llegó fingiendo ser lo que no es, y gobernando sin el más mínimo respeto por quienes confiaron en él —o en ella, como dijo ser entonces.
