La Universidad Autónoma de San Luis Potosí atraviesa un momento complejo a raíz de los hechos ocurridos en la Facultad de Derecho. En este contexto, algunas personas han optado por aprovechar la coyuntura con fines políticos, en lugar de respaldar de manera genuina al estudiantado y contribuir a la solución del problema desde el ámbito universitario.
Entre ellas se encuentra Alexis Pérez Guerrero, actual dirigente juvenil del PRI y ex presidente de la Federación Universitaria Potosina (FUP), quien ha utilizado la situación en la Facultad de Derecho como plataforma para promover intereses partidistas y buscar influencia en los procesos internos de la Universidad.
Pérez Guerrero perteneció al grupo Expresión Universitaria, una organización históricamente vinculada con estructuras del viejo PRI. Dicho grupo fue ampliamente cuestionado durante sus gestiones por la falta de apoyo real a los estudiantes y su cercanía con actores del poder político, hasta perder legitimidad dentro de la comunidad universitaria.
Hoy, en un contexto de escasa conexión del PRI con los jóvenes, el dirigente intenta reposicionar a su partido en el entorno universitario, aun a costa de utilizar una situación sensible que debería atenderse con respeto y prudencia.
Estas acciones ocurren en sintonía con las declaraciones de Sara Rocha Medina, presidenta estatal del PRI, quien anunció la intención de solicitar la destitución del rector de la UASLP. La estrategia parece responder a acuerdos políticos más amplios y no a un interés genuino por resolver la crisis universitaria.
Resulta preocupante que un tema tan delicado, que involucra el bienestar y la seguridad de la comunidad estudiantil, sea empleado como instrumento de disputa política.



