Mientras la Huasteca y la zona Media de San Luis Potosí sufren una catástrofe humanitaria provocada por las lluvias intensas y el desbordamiento de ríos tras el paso de las tormentas Barry y Flossie —con víctimas mortales ya confirmadas— el Gobierno del Estado, encabezado por Ricardo Gallardo Cardona, parece más preocupado por maquillar su imagen que por atender a su gente.
Municipios como Tamazunchale y Axtla de Terrazas viven bajo el agua: viviendas arrasadas, familias desalojadas de emergencia, pérdidas materiales incalculables. Pero desde la capital potosina, la respuesta oficial ha sido la indiferencia y el silencio. El gobernador ni siquiera se ha dignado a pisar las zonas devastadas, y menos aún a presentar una estrategia efectiva de ayuda. Brilla por su ausencia no solo en cuerpo, sino en voluntad política.
Peor aún: desde la comodidad del Palacio de Gobierno, se orquesta una narrativa para distraer a la opinión pública. Mientras la Huasteca se ahoga, el discurso oficial se concentra en banalidades: los baches de la mancha urbana o algunas calles anegadas en la capital. El objetivo es transparente y cínico: desviar la atención mediática, contener la crítica, y sepultar la tragedia bajo capas de propaganda. Es un acto de manipulación informativa tan burdo como ofensivo para una población que recibe escobas y paupérrimos apoyos.
La indiferencia del gobierno estatal se vuelve todavía más insultante por el silencio cómplice de figuras como la senadora Ruth González Silva. Autoproclamada adalid de la “sensibilidad social”, hoy opta por la ausencia y el mutismo, demostrando que su cercanía con la gente es solo un recurso publicitario, inservible cuando más se le necesita.
Para cientos de familias que han perdido todo, esta tragedia no solo es un desastre natural, sino una dolorosa revelación política: la “cercanía con el pueblo” que pregona Gallardo es solo un eslogan hueco. En la hora más crítica para la Huasteca, el gobierno del estado no solo ha fallado en su deber: ha exhibido su verdadero rostro de indolencia y oportunismo.