La decisión del gobernador de suspender clases de manera repentina generó una oleada de críticas entre docentes, madres y padres de familia, quienes denunciaron la falta de organización y el irrespeto al calendario oficial emitido por la Secretaría de Educación.
El malestar se desató cuando, a última hora, se informó que el lunes 15 de septiembre no habría actividades escolares, a pesar de que existía un oficio previo en el que la propia dependencia reiteraba que la fecha era un día hábil. La contradicción dejó a la comunidad educativa en desconcierto.

“En mi escuela tenemos ya actividades planeadas para el 15, es injusto que haga lo que le dé su gana y no respete el calendario escolar”, reprochó una docente en redes sociales. Otro comentario ironizó: “Mejor se hubiera esperado al domingo a las 20:00 horas para avisar… igualito que los niños que en la noche piden una cartulina”.
Maestros en la mira, autoridades ausentes
Varios profesores expresaron que la decisión intempestiva los deja “como payasos” frente a madres y padres de familia. “Ya organizamos, confirmamos que hay clases con un oficio en mano, y ahora resulta que a su ocurrencia siempre no”, lamentó la maestra Jackie Moncada.
La molestia se intensificó porque, a pesar de que la Secretaría de Educación envió circulares confirmando la jornada normal, el anuncio del Ejecutivo contradijo a la institución y anuló lo planeado. “Da informes después de la jornada matutina escolar, nos hace quedar mal como maestros, como instituciones y hasta como secretario de educación”, reclamó Arely Guerrero.

Afectaciones directas a familias y estudiantes
Padres de familia señalaron que este tipo de medidas improvisadas afecta directamente la organización del hogar y las dinámicas laborales. “¿Y los papás que trabajan fuera de casa qué hacemos con los niños? Mejor abra las puertas de Palacio y lo haga guardería”, ironizó Karla Del Valle Espinosa.
Otros subrayaron que la suspensión impide la realización de eventos cívicos ya planeados: “Si estaba programado el evento alusivo el día lunes, simplemente se cancela porque suspende clases”, lamentó Marisol Fonseca.
La inconformidad generalizada coincidió en que estas decisiones reflejan un desprecio por la educación y un estilo de gobierno basado en la ocurrencia. “Lo que hace falta en el país es educación, deje de cancelar clases a su antojo y póngase a trabajar”, expresó Claudia Méndez León.
Mientras algunos ciudadanos recordaron que el propio gobernador se ha quejado públicamente del rezago escolar, cuestionaron la contradicción de otorgar más días de descanso: “Eres quien más les da vacaciones”, señaló Nancy Martínez.

En síntesis, la medida fue percibida como arbitraria, improvisada y lesiva tanto para la educación como para la vida cotidiana de las familias potosinas. La inconformidad plasmada en decenas de mensajes refleja un repudio social creciente hacia las decisiones que, lejos de fortalecer el sistema educativo, lo debilitan con descansos inesperados y sin justificación.