Bajo el pretexto del Día Nacional del Tequila, la Secretaría de Turismo de San Luis Potosí volvió a caer en lo mismo: utilizar recursos públicos para promover, de forma descarada e ilegal, una marca de tequila vinculada al gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
A la cabeza de esta maniobra se encuentra, una vez más, Yolanda Josefina Cepeda Echavarría, titular de la dependencia, quien parece haber olvidado que su labor es promover el turismo del estado, no el negocio personal del mandatario.
La escena se repite como un patrón ya cínicamente familiar: stands oficiales, personal pagado con dinero público, publicidad institucional y eventos organizados por el gobierno terminan siendo escaparates para la promoción de productos que poco o nada tienen que ver con el desarrollo turístico de San Luis Potosí, y mucho con el beneficio económico del círculo cercano al poder estatal.
En esta ocasión, el acto se justificó con la celebración nacional dedicada al destilado más emblemático de México, pero en lugar de resaltar la riqueza o el legado de la bebida, la propaganda gubernamental se convirtió en un acto publicitario a favor de una marca de tequila con vínculos claros al gobernador.
Las imágenes difundidas en redes sociales muestran logotipos de la marca promocionados en espacios oficiales, un uso que raya en el desvío de recursos y que podría constituir una falta administrativa —o incluso un delito— si se comprueba la apropiación de fondos públicos para fines particulares.
No es la primera vez. La Secretaría de Turismo, bajo la gestión de Cepeda Echavarría, ha sido señalada en varias ocasiones por prácticas similares. En ferias turísticas nacionales e internacionales, como el Tianguis Turístico o ferias regionales, la dependencia ha usado los espacios del Gobierno del Estado para colocar estratégicamente productos ligados a intereses privados del gobernador, lo que ha levantado cuestionamientos dentro y fuera de la administración.
A pesar de los señalamientos, ni Gallardo Cardona ni Cepeda Echavarría han ofrecido explicaciones convincentes. La opacidad y el desdén por las reglas de ética pública parecen ser parte del manual de operaciones de este gobierno, donde el turismo es sólo el disfraz para una estrategia de posicionamiento comercial que beneficia a unos cuantos.
Mientras tanto, los verdaderos atractivos turísticos del estado —y sus productores locales sin nexos políticos— siguen esperando el apoyo que no llega.
