Lo que ayer parecía improbable, hoy es una realidad política: José Luis Romero Calzada, conocido en el espectro público como “Tecmol”, ha sido recibido con brazos abiertos por la dirigencia estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), organización con la que sostuvo durante años una relación abiertamente tensa.
El exdiputado local y empresario potosino posó sonriente junto a Ignacio Segura Morquecho, líder estatal del partido, y Alejandro Segovia, exalcalde de Matehuala y figura clave del grupo gallardista. La fotografía, tan elocuente como incómoda para algunos, simboliza el tránsito del antagonismo político al pragmatismo electoral.
Romero Calzada fue un crítico frontal del PVEM y de quienes hoy lo apadrinan. Sin embargo, tras su fallida candidatura a la gubernatura en 2021 —donde obtuvo cerca de 130 mil votos y enfrentó directamente al hoy gobernador Ricardo Gallardo Cardona—, su adhesión al partido al que antes combatió no pasa desapercibida. En política, las diferencias rara vez son eternas.
Su acercamiento al Verde se da en un momento estratégico: con la mira puesta en la alcaldía de Ciudad Valles, su estructura política regional y su base electoral podrían convertirse en un activo valioso para el partido de cara a 2027. Pero también se inscribe en un contexto más complejo.
Recientemente, el Instituto de Fiscalización del Estado (IFSE) habría reactivado investigaciones vinculadas a la llamada “ecuación corrupta”, un esquema de desvío de recursos que involucra a varios exlegisladores, entre ellos al propio Romero Calzada, así como al actual secretario general de Gobierno, J. Guadalupe Torres Sánchez, y al diputado federal verde, Óscar Bautista.
Aunque no hay confirmación oficial de una negociación política, la coincidencia temporal entre el reingreso de Tecmol al escenario verde y la reapertura de estos expedientes ha encendido las especulaciones. ¿Se trata de una integración por méritos electorales o por conveniencia táctica mutua? ¿Hay un compromiso político no declarado que favorezca a ambas partes?
El PVEM, por su parte, sigue consolidando una estrategia basada en sumar liderazgos regionales, incluso si estos implican reconciliaciones incómodas o negociaciones con la «maldita herencia». En esta lógica, la figura de Romero Calzada, polémica pero con peso en ciertos sectores, encaja en la ecuación política aunque desentone con el discurso de renovación que el partido ha buscado proyectar.
Con esta incorporación, el Verde parece apostar una vez más por el capital político de corto plazo, aun a costa de la coherencia interna. Y Romero Calzada, fiel a su estilo, demuestra que en la política potosina no hay puertas cerradas, solo momentos inoportunos.