Luego de que el gobernador Ricardo Gallardo ordenara a su operador político, Gilberto Hernández Villafuerte, iniciar la recolección de firmas “ciudadanas” para la municipalización de la delegación de La Pila, el exalcalde soledense echó a andar la maquinaria, apoyado por habitantes de Soledad de Graciano Sánchez, con la expectativa de convertirse en el primer alcalde del municipio número 60.
El patiño, que un día después fue señalado como “come niños” en uno de los insufribles discursos verborreicos de Gallardo Cardona, ha perfeccionado a lo largo de los últimos años la operación de compra y coacción de voluntades.
Apenas en el pasado proceso electoral para la renovación del Poder Judicial, el senador por el PVEM movilizó a más de 40 promotores del voto. El centro de operaciones estuvo en Soledad de Graciano Sánchez, con respaldo de políticos locales que repartieron “acordeones” con instrucciones precisas de sufragio. Uno de los exhibidos en un audio que él mismo distribuyó vía WhatsApp fue el diputado local Luis Fernando Gámez Macías.
La moneda de cambio sigue siendo la misma: el condicionamiento de programas sociales del gobierno estatal a cambio de firmas, con la intención de legitimar una supuesta demanda ciudadana de municipalización.
El proyecto de Gallardo Cardona no será barato. No solo por el dinero que desplegará en operadores para la recolección de apoyos o la compra de votos legislativos, sino por el costo político y el desgaste mediático que implica. Villa de Pozos es el ejemplo más reciente: un municipio recién creado que aún no logra arrancar.
Desde el Congreso del Estado, el presidente de la Jucopo, Héctor Serrano Cortés, ya intenta abrir camino, tratando de cambiar la narrativa. Según él, la propuesta de La Pila no nació del gobernador, sino de un cuestionamiento de la prensa ante una supuesta inquietud ciudadana. Ni él mismo se creyó su declaración.
No es la primera vez que Gallardo Cardona promete nuevos municipios. Tras la municipalización de Villa de Pozos, insistió en que antes de concluir su sexenio San Luis Potosí tendría 60 ayuntamientos. Parecía un capricho que había quedado en el olvido.
El resurgimiento de esta obsesión en Ricardo Gallardo tiene una lógica clara: recursos. Con un brillo evidente en los ojos que revela el grado de su ambición, el mandatario asegura que La Pila sería uno de los municipios más ricos por su capacidad recaudatoria. Lo que no dice abiertamente es que en esos impuestos se encuentra la clave de su verdadero objetivo: recursos para extender su poder más allá de su decadente sexenio.