La población de la zona metropolitana de San Luis Potosí podría estar consumiendo agua con concentraciones elevadas de arsénico y fluoruro, compuestos que, en exposiciones prolongadas, pueden representar un serio riesgo para la salud. Así lo advirtió Paola Elizabeth Díaz Flores, investigadora de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UASLP, quien ha trabajado durante años en el monitoreo de la calidad del agua en la región.
De acuerdo con la especialista, desde 2007 se han documentado niveles preocupantes de estos elementos en el agua subterránea, principal fuente del suministro público. A pesar de que ambos contaminantes se encuentran de forma natural en el subsuelo, su concentración ha ido en aumento con el paso del tiempo. En algunos pozos, explicó, se han registrado cantidades de fluoruro hasta tres veces por encima del límite establecido por la Norma Oficial Mexicana.
Los procesos actuales de potabilización no resultan efectivos para eliminar estos compuestos. En algunos casos, el agua distribuida alcanza hasta 3.5 miligramos de fluoruro por litro, mientras que el máximo permitido por la normativa nacional es de solo 1 miligramo. Esta situación se vuelve más preocupante cuando el agua se emplea para cocinar, ya que al hervirla, las sustancias tóxicas se concentran en lugar de eliminarse.
Los riesgos para la salud no son menores. La exposición continua al fluoruro puede derivar en fluorosis dental y esquelética, además de afectar el desarrollo cognitivo en niños. Por su parte, el arsénico ha sido asociado con distintos tipos de cáncer, incluyendo los de hígado, riñón y cerebro.
No obstante, la doctora Díaz enfatizó que la única solución realmente efectiva para eliminar estos contaminantes es el uso de tecnologías como la ósmosis inversa, empleadas actualmente por empresas purificadoras.