En la mañana del 22 de abril de 2025, el personal de neonatología del Hospital de Macuspana detectó que un recién nacido presentaba dificultad respiratoria tras el parto, asociada a la presencia de meconio en vías aéreas. Al no contar con el casco cefálico pediátrico, indispensable para administrar oxígeno, el equipo médico recortó una botella de plástico y la adaptó al sistema de oxigenación, garantizando la supervivencia del pequeño.
Manuel Adalberto Pérez Lanz, coordinador estatal de IMSS-Bienestar, confirmó la veracidad de los hechos y ordenó la apertura de un protocolo de investigación interna para “documentar si existía deficiencia de insumos, desde cuándo y si se siguieron los trámites administrativos correspondientes”. Como medida preventiva, tanto el director del hospital como el administrador general fueron separados de sus cargos, mientras que el médico y la enfermera involucrados no recibieron sanciones, pues actuaron “tratando de salvar la vida con los insumos que tenían a la mano”.
Las autoridades del IMSS-Bienestar anunciaron que, además, realizarán auditorías a 503 unidades médicas de la entidad para evaluar la disponibilidad de equipos básicos en áreas de neonatal y urgencias.