Donald Trump calificó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) como un tratado “muy efectivo” para los tres países, destacando sus beneficios en materia de comercio y empleo. No obstante, insistió en que tanto México como Canadá “no lo respetan” en la práctica, al tiempo que anunció que su equipo revisará todos los acuerdos comerciales durante las próximas dos semanas para decidir cuáles modificar o continuar. Esta evaluación incluye la posibilidad de renegociar el tratado actual o, de ser necesario, negociar un nuevo pacto completamente distinto.
Durante una reunión de gabinete, Trump advirtió que “algunas cosas del T-MEC van a tener que cambiar”, y preguntó retóricamente si “realmente hace falta mantener este trato tal como está”. Sin embargo, cualquier intento de modificación podría reavivar tensiones arancelarias, como las de febrero pasado cuando el presidente impuso un 25 % en aranceles a importaciones mexicanas y canadienses, pese a que luego pausó la medida para productos que cumplen con el tratado.
En el mismo contexto, Trump sugirió de forma sorpresiva que “tal vez Canadá debería ser el estado número 51” de Estados Unidos, argumentando que ello traería “muchos beneficios” a ambos lados de la frontera. El primer ministro canadiense Mark Carney respondió de inmediato: “Hay lugares en el mundo que no están en venta, y Canadá es uno de ellos”.
El T-MEC, fue diseñado para sustituir al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con nuevas reglas de origen, protección laboral y ambiental. De prosperar la revisión de Trump, las negociaciones podrían extenderse meses e incluso años, generando incertidumbre en los mercados y en las cadenas de suministro.
