La actitud del regidor Alvarado Martínez se percibe como una estrategia de desgaste político disfrazada de preocupación ciudadana, una táctica que, en plena crisis hídrica, no sólo resulta improductiva, sino francamente irresponsable.
Lo que podría parecer una legítima exigencia ciudadana por la falta de agua en diversas colonias de Soledad, en realidad se revela como una movilización promovida desde el poder político y con una evidente intención de presión directa al organismo.